
Atender al murmullo digital
Ya no corre las cortinas para que la luz bañe la sala e ilumine la piel de la modelo. Ahora apenas se sitúa en frente de la fachada de la iglesia a observar cómo se tiñe la piedra con los diferentes colores que, en su recorrido diario, el Sol otorga. Cuando cierra los ojos para buscar en su imaginación las posibles composiciones y los colores adecuados, ya no se le cruzan las obras de los grandes maestros, ni la de sus camaradas de café. Antes cabían ancladas con chinchetas e