
Prólogo para activar Los elogios de lo imperceptible.
A este respecto podría decirse del sexo lo mismo que de las novelas: que su encanto depende de la atención que despiertan y mantienen; el tipo de atención suspensa que implica eso que llamamos intriga y concierne también a las películas. W. Hogarth creía en eso, y no en otra cosa, consistiría la esencia de lo bello: en su carácter intrigante; y de ahí que lo bello se manifestara sobre todo a través de lo curvilíneo y lo arabesco y ésa fuera en efecto su forma o estructura má